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De por qué cuando te digo «Pictorialista» te estoy diciendo «Hortera»
El pictorialismo es una corriente fotográfica que trata hacer fotos que imiten pinturas. Cuando en la década de 1860 los fotógrafos no eran admitidos en los salones de arte, en las exposiciones de arte, empezaron a tener un complejo de inferioridad.
Cuando en 1880 Kodak sacó su cámara de fotos para todos los públicos, muchos fotógrafos se ofendieron, y contestaron con un estilo elitista en el que en vez de tratar de ver de qué era capaz la fotografía, se limitaron a imitar a la pintura en los temas, en las composiciones y en los acabados creyendo que por imitar la pintura iban a «añadir arte» a sus fotos.
El problema es que el pictorialismo nace de fotógrafos que en realidad no lo son. Son comerciantes, charcuteros, fontaneros, médicos y abogados que en sus ratos libres, hacen fotos y se agrupan en «fotoclubs».
El problema es que hoy por hoy el pictorialismo, aún siendo una manera de entender la fotografía de finales del siglo XIX, sigue en la cabeza de mucha gente, que trata de hacer fotos que no parezcan fotos, pensando que así son mejores fotógrafos.
¿Manera de hacerlo? Davidhills, HDR mal entendidos, y todo lo que haga que una foto parezca una pintura. Se obra así porque no se entiende que la foto, por si misma, ya tiene su valor.
El constructivismo es una de las corrientes artísticas de las vanguardias de entreguerra, tiene mucha importancia en la fotografía porque, entre otras cosas, le da una vía para hacer una fotografía sin dependencias de la pintura. Una fotografía sin complejo de inferioridad. Además del constructivismo hay otras maneras de entender una fotografía fotográfica y no pictorica, la más importante, el neoobjetivismo («Nueva Objetividad») que es contemporanea del constructivismo y más netamente fotográfica (es como la versión constructivista-fotográfica para fotógrafos que no eran europeos o no eran constructivistas), el precisionismo o la fotografía surrealista. Muchas maneras de entender la fotografía sin tener que pagar peaje a la pintura.
La fotografía no es una hermana menor que le deba nada a la pintura, y empeñarnos en trabajar más con los plugins que con los focos indica, en gran manera, que no hemos superado ese complejo de inferioridad frente a la pintura según el cual haces fotos porque no eres capaz de pintar.