septiembre | 2010 | Paco Rosso

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¿Donde está mi martini?

Martes 21 de septiembre. Tocados de Isabel Arenas, mientras Javier (Gálvez) hace las fotos del catálogo yo tiro el como se hizo y oficio de aistente. Osea, solicitar amablemente al público que salga de cuadro, pedir bebidas, controlar las luces. Pero la gente es amable y no hace falta decirles nada porque se colocan fuera del tiro en cuento ven el circo que hemos montado. Dejamos los focos en el coche y usamos la luz ambiente, decisión con la que no estoy nada de acuerdo porque no me gusta nada lo que estoy viendo que sale de mi cámara, naturalmente.

Xiao está guapísima con el maquillaje que le ha hecho Francis. Un par de días antes protestaba ante la idea de que la maquillaran, pero Francis no es la clase de maquillador al que ella está acostumbrada en sus sesiones de fotos, este es de verdad. No ha habido que decirle nada. Él simplemente ha preguntado por el color de los tocados y del vestido que va a llevar. Cuando colaboras con profesionales de su calibre no hay mucho que supervisar, con unas palabras al principio sobre el propósito y dejarle hacer a su (acertado) antojo es más que suficiente.

La luz del sitio es penosa. Downlights fluorecentes E27 que pueden estar muy bien para un reportaje, pero que no me gustan nada para belleza. No es el tipo de techo radiante que quisiera, porque están empotradas y aunque cubran toda la extensión del bar en realidad dan una luz dura múltiple, de esas con mucha iluminación horizontal y poca vertical que moelan tan mal las formas. Al menos no son las lámparas parabólicas de baja tensión de otros sitios.

Tiro con la 5D a 800 asa. Casi todo a 2,8 y entre 1/20 y 1/60 con el 50. A esas velocidades no me atrevo a montar el 85. Los fondos están amarillento-verdosos, el modelado es penoso. Lo peor que puedo hacer es centrarme en los volúmenes. De todas maneras son tocados, quiero tonos planos. Ajusto la cámara en bajo contraste y colores vivos aunque tiro en raw contra mis costumbre para tratar de recuperar algo en el revelado, pero eso supone que tendré que volver a insistir en el ajuste en el lightroom. Sobreexpongo para limpiar la piel, aunque la de Xiao es perfecta, luminosa, limpia, pero la luz ensucia los tonos. En el revelado aclaro los colores de la piel y quito algo de saturación para que no se modelen demasiado las formas. En algunas de las fotos oscurezco los azules y los aguamarinas para recuperar la textura y dibujos de los modelos.

Javier quiere hacer una foto en la barra, con la chica tomándose un batido con una cañita. Lo pido para mí. El primero es de botella, devolución, eso no nos vale, un helado. Me lo ponen con nata (que no quiero) y con sirope (que me parece una salvajada) pero bueno, es para las fotos. Al final no hay pajita. Venga, con una cuchara. En ese momento yo tengo mi martini y mi batido…

Ya hemos ocupado tres mesas y echado a la concurrencia de la barra. Pero la casualidad ha hecho que entremos en el Diner en una hora de cambio, justo entre las dos marabuntas habituales. Poca gente, amables y comprensibles hasta lo inenarrable.

Mi martini es vital, y demuestra su vitalidad cambiano espontáneamente de posición cada vez que me doy la vuelta.

En la peluquería hago el paso a paso del maquillaje. Hay fotos fosforito de esos colores, pero no se ven aquí.