Intersección de aficiones
Estábamos ayer Maria Guerrero y yo haciendo unas fotos de danza en la Plaza de San Antonio, en Cádiz, a eso de la tarde. Cuando pasó esto:

La pelota con la que un grupo de niños jugaba al futbol y que vino a caer justo entre los piés de María.
Cuentos populares y conspiranoia
Dandole vueltas al asunto, de toda la vida ha habido cuentos, historias que se cuentan. Los trabajos de Campbell sobre el origen de los cuentos apuntan a una manera de manifestar las inquietudes de un grupo social, haciendolos equivalentes, en el grupo, a los sueños en el individuo.
Los cuentos no tratan de educar ni de formar ni de transmitir los valores oficiales del grupo sino de declarar los temores. Esa es la diferencia entre los cuentos populares y la versión de esos cuentos que acaban publicandose impresos y con moraleja.
Y los cuentos hablan de muchas cosas, pero principalmente del miedo al extraño, del miedo al poderoso, del miedo a los cambios. El miedo al poderoso , en los cuentos antiguos, aparecía con un personaje como el ogro. En los cuentos más modernos el poderoso aparece como la multinacional, aquellas historias sobre agujas escondidas en latas de cocacola. El mensaje es el mismo: no te fíes del que manda.
Durante los años setenta a estos cuentos se les llamó FOAF, el cuento del amigo de un amigo, friend of a friend tale. Con la aparición de internet estos cuentos modernos empezaron a llamarse «leyendas urbanas» y mucha gente cree que son un invento de internet, cuando en realidad es algo que empezó hace dosciendos mil años, con el homosapiens (se supone que los neandertales no eran capaces de imaginar historias).
Ahora veo, pienso, creo, que estas historias de conspiraciones son en realidad el mismo tipo de cosa que los cuentos populares. Historias que nos contamos en las que manifestamos el miedo al poderoso.
La diferencia es que lo de los ogros era para asustar a los niños pero nadie había visto nunca un ogro. Y ahora, con las historias de consipraciones, hay gente que lo toma por verdades y no diferencia la pesadilla colectiva de la realidad.
Illo quita
Esto es un «illoquita». En toda regla. Dícese del grito que le pegas al transeunte despiestado que se te mete en cuadro en vez de evitarte.
La bailarina del sombrero es Made León, y los arcos son los de la Plaza Mayor de Madrid, un día que me fuí a hacer fotos de Cádiz a Madrid en el día, solo tuvimos dos horas y media entre el tren de ida y el de vuelta. Con Diego y María en un encuentro casi casualmente premeditado.
Y bueno, estas son algunas de las otras fotos que hicimos por ese sitio.